El “gusto de tapón” es uno de los problemas más importantes de la enología y puede tener su origen en diferentes fuentes de contaminación, aunque a menudo se tiende a atribuir al tapón de corcho la causa. El 2,4,6-tricloroanisol (TCA) ha sido frecuentemente asociado a este defecto. En este estudio un grupo de consumidores fue utilizado para un test triangular “de elección forzada” con el objetivo de medir el umbral de percepción olfativo (ODT), el umbral de percepción gustativo (TDT) del TCA en agua, soluciones hidroalcohólicas (11,5% y 18% etanol) y en vino blanco y tinto. A través de un test de preferencia el mismo panel de consumidores fue utilizado para medir el umbral de rechazo (ORT) en vinos tintos y blancos contaminados con TCA. Los resultados mostraron que el umbral de percepción olfativo (ODT) del TCA es 0,2 ng/l en agua, 0,9 ng/l en vino tinto y 1,5 ng/l en vino blanco, 4 ng/l en solución hidroalcohólica al 11,5% y 10 ng/l en solución al 18%. El umbral de percepción gustativo (TDT) resultó ser 0,3 ng/l en agua, 1,7 ng/l en vino tinto y 1.0 ng/l en vino blanco. El límite de aceptabilidad (ORT) fue de 10.4 ng/l en el vino blanco y 16 ng/l en el vino tinto. Según estos resultados, un consumidor no experto es capaz de percibir la presencia de TCA en el vino en concentraciones muy bajas, pero viene considerada aceptable con unos niveles de contaminación muy superiores (Se aconseja la lectura el texto completo, Título original: “2,4,6-trichloroanisole: a consumer panel evaluation”)