Cómo optimizar el uso de agua durante las olas de calor

Es más importante cómo se usa el agua que cuánta se usa a la hora de proteger las vides de  los efectos de las olas de calor.

Dos proyectos actualmente en marcha en la Universidad de Adelaida han demostrado la mayor efectividad de ciertas técnicas de enfriamiento de los viñedos en comparación con el uso de riego continuo.

Dar agua directamente a las raíces y al suelo circundante la noche anterior a un tórrido día de verano puede reducir las temperaturas diurnas del follaje hasta 5 °C. El uso de nebulizadores para rociar ligeramente la vegetación durante los momentos más calurosos del día es aún más eficaz, al permitir reducir la temperatura hasta 10-12 ° C.

Son técnicas muy diferentes, pero ambas logran el objetivo de garantizar que las vides no colapsen incluso cuando las temperaturas alcanzan los 40 °C. Si fuera necesario aplicar esta técnica 5 o 6 veces al año, el aumento de consumo de agua sería solo del 5%, afirma Vinay Pagay, responsable del proyecto.

El agua utilizada es complementaria al riego normal. Los ensayos han demostrado además que ninguna de las dos técnicas afecta a la humedad del suelo ni al estado hídrico de la vid.

Los nebulizadores son más efectivos pero su instalación es un poco más costosa y laboriosa, ya que deben retirarse antes de la poda y de la vendimia puesto que podrían engancharse en las máquinas. Por otro lado, en los días más calurosos, las temperaturas aumentan rápidamente una vez que los nebulizadores se apagan. El riego nocturno es menos costoso porque aprovecha los sistemas de riego del viñedo.

Los nebulizadores tampoco son muy aconsejables cuando el agua es muy salina, ya que la sal puede provocar obstrucciones y además existe el riesgo de quemaduras foliares.

Una preocupación de los enólogos es el aumento en la incidencia de botrytis o mildiu como consecuencia de la presencia de humedad en el follaje, pero según los investigadores australianos cuando el calor justifica el uso de nebulizadores, el agua no permanece en las frutas y hojas durante mucho tiempo.

Ambas técnicas son particularmente valiosas en las regiones más cálidas, donde las olas de calor pueden ser regulares, largas y dañinas. Aunque también son útiles en todas aquellas regiones con producciones de alta calidad, ya que los golpes de calor pueden provocar una pérdida significativa de aromas y sabores.