En el curso de tres añadas (2001-2002, 2002-2003 e 2003-2004) se examinaron diversos lotes de uva Chardonnay con niveles crecientes de ataque de oídio (del 0 al 100%). En cada añada, los diferentes lotes de uva fueron vendimiados con un determinado nivel de azúcar. En la añada 2001-2002 las pruebas se condujeron con dos réplicas. En las tres añadas se obtuvo una correlación positiva entre grado de infección de oídio y concentraciones en las uvas y en el vino de acidez, polifenoles totales, ácidos hidroxiciámicos y flavonoides. Los racimos más atacados acumularon azúcares con mayor anticipación. Se notó también la tendencia a la reducción del peso de los granos de uva y de su número medio por racimo, con el aumento del nivel de ataque de oídio. La población microbiana total resultó superior en las uvas infectadas que en las sanas. El análisis sensorial de los vinos Chardonnay de la añada 2002 evidenció que los vinos con infección de oídio, incluso muy reducida, eran siempre considerados más “viscosos” y “oleoso” en el paladar respecto a los vinos correspondientes obtenidos con uvas sanas; Despuntó una correlación entre esta sensación y la composición fenólica de los vinos. Además , los vinos producidos a partir de uvas infectadas por oídio, presentaban notas más pronunciadas de “hongo” “tierra” y “tomate cocido”. En los mostos correspondientes se advirtieron de forma más acentuada carácteres de “polvo” y “hongo”, respecto a los mostos de uvas sanas. Este estudio demuestra que incluso porcentajes de ataque de oídio del 1-5% pueden comportar modificaciones de composición y sensoriales significativas en los mostos y en los vinos. Palabras clave: vid, oídio, Vitis vinifera, perfil organoléptico, Uncinula necator, Erysiphe necator, calidad, vino (Le aconsejamos la lectura del texto completo)