En este estudio, se investigó la influencia de la altitud del viñedo en la composición y contenido de aromas de las uvas de la variedad Glera. Se realizaron además análisis sensoriales de los vinos obtenidos.
El estudio se llevó a cabo en 2012 y 2013 en el área de Conegliano-Valdobbiadene (norte de Italia). Se seleccionaron dos zonas, dentro del mismo viñedo, de altitudes diferentes (200 y 380m sobre el nivel del mar). En este trabajo se consideró la temperatura como el factor principal asociado con la altitud.
Se efectuó el seguimiento constante de la temperatura del aire y de las uvas durante el período de maduración. A partir del envero, se recogieron muestras de uvas en las dos zonas para determinar los parámetros de maduración y, durante la cosecha, se evaluó el contenido de compuestos aromáticos.
La temperatura se vio afectada por la altitud en las dos zonas. La zona más alta presentó unas temperaturas más cálidas que el de menor altitud, e incluso con diferencias de temperatura dentro del intervalo 1.5 – 2 ° C, el impacto de la zona de cultivo sobre la maduración de la uva y la concentración de aroma fue significativo.
La zona de menor altitud sufrió un retraso en la maduración de la uva y mostró una menor cantidad de las principales clases de compuestos aromáticos típicos de la variedad Glera. En los ensayos de cata, se prefirieron los vinos producidos con uvas de la zona más alta por su mayor elegancia y notas florales más evidentes.
En conclusión, en el caso de la uva Glera, la altitud del viñedo produce diferentes mesoclimas que influyen en la evolución de la maduración de la uva y en la acumulación del aroma, y este resultado explica los diferentes estilos de vinos espumosos producidos.
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