En los períodos de verano particularmente calurosos (por ejemplo, 2017, 2015, 2012, 2009, 2007, 2003) un problema grave, difícil de abordar en el viñedo, está determinado por las altas temperaturas que muestran las hojas y las bayas en las horas más calurosas, con valores de más de 49 -50°C (unos 8-10°C más que la T del aire).
Esto provoca el bloqueo de la actividad fisiológica y el inicio de fotoinhibiciones crónicas con clorosis y necrosis en los tejidos. Las uvas más externas de la vegetación sufren deshidratación intensa y quemaduras y, por lo tanto, se vuelven inutilizables. A estos niveles térmicos, los tejidos pierden la capacidad de disipar eficazmente el exceso de energía y los mecanismos responsables de esta función colapsan. Resultado: fisiología de base anulada, bajos rendimientos, calidad comprometida y graves riesgos de desecación de las vides.
En estas condiciones, la aplicación de caolín con función de protector solar en Sangiovese y Pinot noir demostró que este tratamiento limita el daño de estrés por calor al tiempo que preserva la integridad de los tejidos de la hoja, la fisiología básica y algunos elementos clave de calidad, como los antocianos y los ácidos orgánicos.
Trabajo finalista del Premio SIVE ASSOENOLOGI G. Versini: artículo extraído de la ponencia de Alberto Palliotti con ocasión de Enoforum 2019 (21-23 de mayo de 2019 , Vicenza, Italia)
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