La práctica de la poda mínima está muy poco extendida a nivel mundial. Se pueden encontrar parcelas en producción a escala industrial de alrededor de 15-20 años en algunos viñedos de Australia, pero también de España e Italia. Esta práctica permite una reducción significativa de los costes de producción (eliminación total de la poda, ningún trabajo de posicionamiento de los sarmientos durante el crecimiento, número reducido de despuntes) que oscila entre un -20 y un -30 %. Permite un aumento de la superficie explotable por Unidad de Trabajo, con la eliminación de los picos de trabajo que coinciden con la poda invernal y primaveral. Supone una inversión inicial bastante importante, sobre todo por los postes que deben ser sólidos y estar bien plantados. El artículo presenta las conclusiones de las pruebas sobre poda mínima realizadas a partir de 1997 en una parcela experimental de Merlot del Agro de Montpellier y desde 2003 en el INRA de Pech Rouge.