Un nuevo trabajo de investigación del CSIRO (Agencia Gubernamental Australiana de Investigación) ha demostrado la posibilidad de regular la maduración de las uvas a través de la manipulación de los reguladores de crecimiento de las plantas (PGRS) que coordinan el desarrollo de las bayas.

Esta nueva posibilidad permite a los viticultores poder manejar la fase de envero y/o cosecha con el fin de maximizar la calidad de la uva y adaptarse  mejor a los programas de producción.

Las PGRS son pequeñas moléculas bioactivas que se encuentran naturalmente en las uvas y que afectan a todos los aspectos del desarrollo de las bayas desde la floración hasta la maduración. Algunas también participan en la respuesta de la planta al estrés.

El estudio del CSIRO ha demostrado que se pueden utilizar con éxito tanto en variedades blancas como tintas sin ningún efecto negativo sobre las características organolépticas del vino.

Las PGRS que facilitan la maduración incluyen el ácido abscísico, castasterona y gas etileno. Otro grupo de PGRS, las auxinas, en cambio retrasan la maduración.