La calidad del vino espumoso se analiza visualmente mediante la evaluación del color, aspecto y movimiento de las burbujas y persistencia de la espuma. Sin embargo todos estos parámetros son muy variables y dependen del modo de versar el vino, dimensiones y forma de la copa y temperatura.
Gracias a la robótica y la quimiometría ahora es posible controlar y medir estos parámetros. Han desarrollado un brazo robótico que estandariza el tiempo y el volumen de vino introducido en un recipiente estándar.
Las imágenes se graban con una cámara digital y se transfieren a un ordenador, para ser luego evaluados a través de algoritmos de análisis de imagen, que ofrecen a continuación información sobre el tamaño y velocidad de la burbuja, espumabilidad (capacidad del vino de producir espuma), estabilidad y la persistencia de la espuma y calidad del perlage.
Para leer el texto completo del artículo, siga este enlace.